Homeopatía y energía vital
HOMEOPATÍA Y ENERGÍA VITAL
La homeopatía nace en el vitalismo y sus principios se rigen por esta vertiente del pensamiento. Aún hoy es difícil pensar la homeopatía sin remitirse al vitalismo.
Hahnemann, quien era vitalista declarado, logra sintetizar de sus innumerables traducciones varias ideas acerca de la fuerza vital. Sin dejar su profunda creencia religiosa y se mantiene en la línea tomista y platónica cuando asevera que esta fuerza vital es algo intermedio entre el espíritu y el cuerpo.
Hahnemann se refiere a la energía vital como la dinámica que anima el cuerpo material. La fuerza vital gobierna la actividad biológica, manteniendo el equilibrio y la armonía. Cuando se perturba o se debilita enfermamos y nuestro cuerpo presenta los síntomas de la dolencia.
En el parágrafo 9 del Órganon nos explica: En el hombre en estado de salud, la fuerza vital espiritual, la energía (dynamis) que anima el cuerpo material (organismo), gobierna con poder irrestricto –soberano– y subordina todas las partes del organismo en admirable y armoniosa operación vital, tanto respecto a las sensaciones como a las funciones, de modo que el espíritu dotado de razón que reside en nosotros puede emplear libremente estos instrumentos vivos y sanos para los más altos fines de nuestra existencia. La energía vital es esa fuerza que sirve de sustento a la vida, que anima el cuerpo físico, que sirve de elemento plástico entre cuerpo físico y espíritu y a la cual estimulamos cuando prescribimos un medicamento homeopático.
Para resumir y entender la naturaleza de la energía vital, veamos lo que didácticamente nos dijo el Dr. James Tyler Kent, famoso homeópata de principios del siglo pasado que llamó a la energía vital “sustancia simple”:
• La energía vital (E.V.) está dotada de inteligencia formativa, es decir, obra o actúa inteligentemente y conforma la economía de todos los reinos.
• La E.V. da a todas las cosas su propio estilo de vida, les confiere su identidad y las distingue de todas las demás cosas.
• La E.V. está sujeta a cambios; en otras palabras, puede fluir en orden o en desorden, puede estar enferma o ser normal.
• La E.V. puede penetrar la sustancia material entera sin estorbarla, ni reemplazarla, ni ser tampoco perturbada.
• La E.V. cuando es activa, domina y controla el cuerpo que ocupa.
• En el cuerpo, la E.V. mantiene en orden todas las demás cosas; esta fuerza vital está dominada a su vez por otra sustancia simple más alta todavía, el alma.
• La E.V. posee adaptación, se adapta a su alrededor (el cuerpo muerto no puede hacerlo).
• La E.V. en su estado natural es constructiva, mantiene el cuerpo en construcción y reconstrucción continua. Pero, cuando esta se aleja del cuerpo, vemos que él se va tornando destructivo (Kent en FICH, 2001, p. 34).